En una época en la que las ideas se difunden de forma visual, el papel del estilista ha cobrado un gran protagonismo como agente estratégico para lograr una gestión óptima de aquello que se quiere transmitir. Y es que la imagen que identifica una marca de moda no solo depende de los diseñadores, sino también de los estilistas y directores de arte. Son piezas clave para garantizar el éxito de un producto en el mercado, lanzando propuestas visuales actuales y diferentes.
El estilista como intérprete de moda está presente en el desarrollo de colecciones, la puesta en escena de los desfiles, la organización de showrooms y la planificación de ferias, así como en todas aquellas acciones de comunicación relacionadas con la publicidad, la promoción o la venta, dando importancia a los aspectos online, imprescindibles en la actualidad.
El estilista es quien acaba de dar el valor añadido a todo resultado final, ya sea en moda, publicidad o audiovisuales. A través de su visión, ayuda a conseguir un concepto bien definido del trabajo interaccionando con los diferentes profesionales que intervienen en el proceso creativo.